DOI: http://dx.doi.org/10.35381/s.v.v3i6.302
Trabajo y Salud Laboral del personal docente
Work and Occupational
Health of the teaching staff
Deysi Hernández
Universidad Central del Ecuador
Ecuador
https://orcid.org/0000-0001-9308-0393
RESUMEN
Las
instituciones educativas constituyen un escenario importante para la promoción
de la salud de docentes, estudiantes, e incluso, las familias; para utilizarlo
eficazmente, en particular los(as) docentes, es necesario conocer sus
condiciones de trabajo y salud. El objetivo principal del presente estudio fue estudiar
algunas de las condiciones de trabajo y salud del personal docente, apoyado en
autores como Unesco (2008), Caldera, Esteve y Roel (2012), OMS (2008), entre
otros. Contenido bajo un estudio descriptivo interpretativo, bibliográfico-
analítico, que utilizó metodología cualitativa. De esta forma, es necesario
replantear nuevos esquemas administrativos, donde se generen espacios de
descanso y reposición de la capacidad laboral. Asimismo, la salud y
productividad son un componente importante; Por lo que surgió la promoción de
la salud ocupacional como un concepto amplio y positivo de salud, que implica defender,
elevar la calidad de vida y la dignidad de las personas que trabajan en el
ámbito educativo.
Descriptores:
Trabajo; Salud laboral; Ámbito educativo; Cualitativo.
ABSTRACT
The educational institutions constitute an important scenario for the
health promotion of teachers, students, and even families; to use it
effectively, especially teachers, it is necessary to know their working and
health conditions. The main objective of this study was to study some of the
working conditions and health of teaching staff, supported by authors such as
Unesco (2008), Caldera, Esteve and Roel (2012), WHO (2008), among others.
Content under a descriptive, interpretive, bibliographic-analytical study,
which used qualitative methodology. In this way, it is necessary to rethink new
administrative schemes, where spaces for rest and replacement of work capacity
are generated. Likewise, health and productivity are an important component;
Therefore, the promotion of occupational health emerged as a broad and positive
concept of health, which involves defending, raising the quality of life and
the dignity of people working in the educational field.
Descriptors: Work; Occupational health; Educational field;
Qualitative.
Recibido: 09 de abril de 2019
Aprobado: 20 de mayo de 2019
Introducción
El
sector educativo se encuentra incluido en el sector terciario de la economía, o
de servicios, que agrupa actividades que no producen ni transforman materias
primas, como las sociales, incluida la educación; se han encontrado diferentes
estudios en este sector que refieren que la docencia no se reconoce como una
profesión, sino como una vocación, para la cual algunos se encuentran
preparados y, por lo tanto, no se percibe que requieran esfuerzos o condiciones
especiales para su desempeño, concepciones que pueden afectar el desarrollo y
la calidad de vida de los(as) docentes.
La
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco) (2008 pág. 12) define las “condiciones de trabajo de los(as) docentes
como; un amplio escenario donde convergen un conjunto de dimensiones sociales,
personales y físicas, en la cuales laboran los docentes, y la salud, como un
concepto social, psicológico y biológico que influye fuertemente en la manera
como los docentes acuden a trabajar”.
De
allí que el análisis de las condiciones de trabajo y salud del personal
docente, en un ambiente como el de las instituciones educativas, presenta
características especiales, dado que en este escenario confluyen diversas
dimensiones sociales, individuales y biológicas. Las condiciones de trabajo
integran aspectos del ambiente físico y aspectos individuales y
biopsicosociales del trabajador, así como condiciones de la organización del
trabajo y de la tarea; además, se incluyen aspectos extra laborales, como la
familia, la recreación y el transporte, entre otros.
A
pesar de la importancia del rol del docente, la promoción de la salud en sus
lugares de trabajo no ha alcanzado su desarrollo. Se destaca que la
investigación en salud y seguridad en el trabajo es fundamental para la
planeación y desarrollo de programas de promoción y prevención en el ambiente
de trabajo, la cual debe ser coherente con las necesidades reales de este
sector laboral. La docencia es considerada una actividad generadora de
múltiples y específicas condiciones de exposición laboral que incide sobre el
perfil salud-enfermedad, y que se pueden expresar en diversos momentos en el
desgaste físico o mental de los profesores.
Dentro
las características de las condiciones de trabajo de los(as) docentes se identifican
la sobrecarga de trabajo, la inseguridad dentro y fuera de los planteles
educativos, las relaciones interpersonales, falta de motivación y baja
remuneración, que no corresponde con la responsabilidad de los docentes. Así
mismo, el docente, en el desarrollo de su función, se expone a diario a grupos
numerosos, con una metodología de enseñanza generalmente tradicional, con
escasez de recursos pedagógicos tecnológicos innovadores y avanzados, lo cual
hace que aún el marcador, el tablero y la voz continúen siendo los instrumentos
por excelencia en la actividad pedagógica.
En
ese sentido entonces en la docencia, igual que en otros sectores productivos,
existe limitación en el sistema de información sobre accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales (4); esto fundamenta un cuestionamiento sobre el
reconocimiento o no de esta actividad como trabajo, con sus respectivas
implicaciones en relación con la salud y seguridad profesional de los(as)
docentes, teniendo en cuenta que el trabajo representa una de las principales
funciones del ser humano, una vez que ocupa gran parte del tiempo de las
personas.
SUSTENTACIÓN TEÓRICA
Docencia
y Salud
La
actividad docente se extiende desde la educación preescolar hasta las
instituciones de postgrado, y no solo abarca la enseñanza académica, sino
también la formación científica, artística y técnica en teatros, talleres y
laboratorios, educación física en campos de deporte, gimnasios y piscinas. En
esta forma, Sevilla y Villanueva (2010) comenta que los miembros de la
profesión docente desempeñan tareas utilizando métodos educativos formales e
informales, tanto en la educación reglada como en la continua, en centros de
enseñanza y fuera del entorno escolar.
Las
tareas académicas básicas que se exigen de todos los enseñantes consisten en
preparar las lecciones, lo que incluye el desarrollo de estrategias de
aprendizaje, la copia de notas orientativas y la elaboración de recursos
visuales auxiliares como ilustraciones gráficos y similares; impartir la clase,
que requiere la presentación de información de un modo organizado que atraiga
la atención del alumnado y procure su concentración, que motive, que dé él solo
motivos para que aprendan, los demás padres, madres, dueños de canales de
televisión, directores de programas, no son competentes en esa finalidad que
dicen, les es ajena. Puede exigir la utilización de pizarras proyectores de
diapositivas, retroproyectores y ordenadores; redactar, asignar y calificar
exámenes; y ofrecer asesoramiento individual a los alumnos.
Por otro lado; Caldera, Esteve y Roel
(2012) mencionan que el aumento de la intensidad del trabajo que está sufriendo
nuestra sociedad en los últimos años (y que se refleja en la necesidad de
mantener un nivel elevado de atención durante la jornada laboral junto a la
necesidad de mantener un alto ritmo de trabajo); el aumento de los turnos y
ritmos condiciona una modificación del tiempo necesario para la atención de los
hijos.
Todo ello tiene su reflejo en un aumento
de las exigencias de las familias sobre los enseñantes, junto a mayores
responsabilidades derivadas de las peticiones públicas para que el sistema
educativo haga frente a los nuevos desafíos sociales. “Y todo ello en un
contexto de pérdida progresiva de consideración social de su tarea, trabajando
con un alumnado más desmotivado y cuyo comportamiento grupal se revela más
complejo”. (Caldera, Esteve y Roel 2012)
Educación
y Salud Ocupacional
Desde el marco de la promoción de la
salud, la educación para la salud y la salud ocupacional comparten el mismo
objetivo de capacitar a las personas para que puedan adoptar formas de vida
saludables. La educación para la salud está dirigida a la población en general,
y la salud ocupacional atiende a la población trabajadora. Otra diferencia
fundamental entre ellas se encuentra en el hecho de que la Organización Mundial
de la Salud (OMS) (2008) propuso que se privilegiaran en las prácticas de
educación para la salud un modelo participativo sobre un modelo tradicional de enseñanza-aprendizaje.
Sin embargo, a la fecha, la educación cuenta con otros modelos educativos que pueden
resultar efectivos en la promoción de la salud ocupacional, además del
participativo.
En el mismo orden de ideas el organismo
(pág. 22) señala que “los procesos educativos en salud ocupacional dirigidos a
las personas que trabajan en los diferentes ámbitos laborales, deberán, en primer
lugar, identificar las necesidades de salud ocupacional y los factores de
riesgo existentes. Posteriormente, generar cambios de comportamientos, a través
de sensibilizar y facilitar la toma de conciencia sobre las condiciones, factores
y/o problemas que puedan constituir amenazas a la calidad de vida de las personas
que trabajan, desarrollando capacidades para el cuidado y autocuidado de la
salud, propiciando la identificación de necesidades y de reivindicaciones sobre
condiciones favorables para la salud”.
Para lograr lo anterior, las
intervenciones educativas o también llamadas socioeducativas, pueden resultar
de gran valor para alcanzar los objetivos de la salud ocupacional. De acuerdo
con Geibler (2010 pág. 18), “la acción socioeducativa es una acción en el marco
del sistema post-capitalista. En ese contexto socioeconómico, la acción
socioeducativa se dirige a la demandas y necesidades que se originan a raíz de
los problemas que aparecen en torno al proceso de producción y reproducción de nuestra
sociedad”.
Por tanto, el modelo participativo propuesto
por la OMS (2008) deberá estar adaptado a las necesidades de la población,
centrado en el saber y en saber hacer. Potenciar la adquisición de habilidades
sociales, la competencia en la comunicación y la resolución de conflictos. Incidir
en la responsabilidad, la autoestima y la toma de decisiones. Y facilitar la
práctica de las habilidades aprendidas. Lo anterior implica que se incorporen
métodos de aprendizaje activos, dirigidos hacia las influencias sociales y la
de los medios de comunicación de masas, que refuercen los valores individuales
y las normas grupales y promuevan el desarrollo de habilidades de sociales.
Por otra parte, Castillo y Cabrerizo
(2014, pág. 5) mencionan que los centros ocupacionales están considerados
ámbitos de intervención socioeducativa. Dichas intervenciones se han concretado
como procesos de ayuda a colectivos desfavorecidos, con la intención de mejorar
su situación personal y laboral. Ellas se enmarcan en programas diseñados y
planificados que sirven de marco de referencia para la actuación. Ella necesita
siempre concretarse en el seno del programa de intervención, con la finalidad
de que la actuación llegue a los destinatarios en la forma correcta.
En el caso de la salud ocupacional, las
intervenciones socioeducativas tendrían que mejorar la salud de los trabajadores,
el ambiente laboral y la productividad, a través del mantenimiento y promoción
de la salud de los trabajadores y su capacidad de trabajo; mejorar el ambiente
de trabajo en un sitio seguro y saludable; desarrollar organizaciones y culturas
de trabajo en una dirección que soportara la salud y seguridad en el trabajo. La
metodología a través de la cual se realizan, permiten obtener soluciones
adecuadas a la problemática de la salud ocupacional, ya que, de forma
invariable, incluyen planificación, implementación y evaluación de las
situaciones que se quieren mejorar.
Por otro lado, el ámbito de la pedagogía
social se orienta hacia la investigación y creación de conocimiento, y a la
acción social, es decir, a intervenir en la práctica con vistas a la resolución
de problemas. Todo ello sin olvidar que el objeto de estudio de la pedagogía
social es la educación social y la acción educativa-social, por lo que asume la
complejidad metodológica de las ciencias sociales y humanas, precisando una
preparación metodológica adecuada con el fin de no caer en la rutina al
realizar una gran variedad de actividades de mejora de la salud ocupacional sin
una finalidad concreta. Es importante focalizar siempre la acción social hacia
un objetivo educativo concreto de mejora y de cambio personal, grupal o
comunitario.
En la planificación sistemática de las
acciones, los objetivos son los que definen, orientan y dan sentido a la intervención.
La decisión del enfoque adoptado para la intervención socioeducativa es asunto
principal. De ahí que dentro de este apartado se dedique un espacio especial
para hablar sobre la fundamentación.
Los diseños curriculares de las
intervenciones socioeducativas deben estar fundamentados tanto antropológica
como social, cultural, ética y científicamente. Las acciones didácticas surgen
de un diseño curricular previo, llamado currículum, por ser el espacio de fundamentación,
materialización y desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje que acontecen
en las instituciones formativas formales. Cuando las acciones se realizan en ámbitos
educativos no formales, como en los centros de trabajo, el diseño curricular se
denomina currículum social. El currículum social idóneo será el que contenga
elementos formativos adecuados a cada realidad.
Riesgos
específicos de los enseñantes
En
la enseñanza se corren riesgos, se trata de una profesión dura por la
responsabilidad y dedicación que exige, porque trata con personas (niños,
jóvenes en edades conflictivas y sus padres, con compañeros de trabajo). Es una
actividad que suele caracterizarse por un considerable grado de estrés,
absentismo y agotamiento, pero además de los riesgos psicosociales existen
otros. El profesorado de educación infantil o especializada tiene que mover
tanto o más peso que cualquier trabajador de cualquier otro sector, con la
agravante de que cuando levanta del suelo uno de esos pesos, es frágil,
delicado, que no se puede romper porque lo que se rompe entonces es la vida.
Quienes
dan clase de formación profesional trabajan con las mismas herramientas que en
cualquier industria. Aquellos que enseñan ciencias naturales o física o química
cada vez que entran en el laboratorio se encuentran con los mismos peligros que
se esconden en cualquier laboratorio industrial. Todos corren el riesgo de
contagios, quizás no tan graves como en otras profesiones, pero sí de
infecciones molestas y que deterioran.
También es importante
destacar que la violencia en el lugar de trabajo es un problema de creciente
importancia y de especial interés para los enseñantes. Obligación de soportar
el mal comportamiento de los alumnos, además de los riesgos físicos o medioambientales
como el ruido. El hecho de que la mayoría del personal docente sea mujeres
plantea la cuestión de cómo puede afectar a su salud el doble papel desempeñado
como trabajadoras y madres.
Es
así que existe una preocupación cada vez mayor por la posibilidad de que
algunos entornos escolares contengan materiales cancerígenos como el amianto,
campos electromagnéticos generados por la cercanía de líneas eléctricas de alta
tensión, plomo, radón o plaguicidas utilizados para el control de plagas en
centros docentes y posean una atmósfera contaminada.
En
las universidades y escuelas, el gran número y amplia gama de operaciones o
materiales peligrosos que se utilizan en la enseñanza, la investigación y las
actividades de servicios auxiliares representan un reto para la gestión de la
salud y la seguridad. Entre los materiales utilizados se encuentran algunas de
las sustancias más peligrosas, que presentan mayor riesgo cuya documentación en
materia de toxicidad y seguridad es deficiente o nula. Los riesgos pueden ser
múltiples y variados dependiendo de las dimensiones y el carácter de la
institución, del tipo de programas académicos ofrecidos y de la naturaleza de
las actividades de investigación.
Las
pequeñas escuelas universitarias cuya oferta se limita a programas de letras
plantean un número relativamente pequeño de riesgos, diferentes a los comunes
del sector docente, mientras que en universidades de ámbito más general, que
comprenden facultades de medicina, ingeniería, ciencias y bellas artes y
formulan programas de investigación exhaustivos, los riesgos son más numerosos
y , en ocasiones, pueden ser más graves como los derivados de sustancias
químicas tóxicas y de factores biológicos, riesgos reproductivos, radiaciones
ionizantes y no ionizantes y otros agentes físicos.
Los riesgos en
materia de seguridad y salud no siempre son reconocidos de inmediato y con
facilidad por el personal académico de alta cualificación, que suele prestar
escasa atención a los controles legislativos o administrativos por
considerarlos factores que limitan su libertad académica.
¿Cómo
identificar los riesgos específicos de cada puesto de trabajo?
La secuencia lógica
que permitiría identificar los riesgos específicos de cada puesto de trabajo en
el sector docente debería tener en cuenta:
• El análisis de la
política en materia de seguridad y salud de la empresa, Delegación Provincial o
Universidad. Se trata de valorar el grado de implicación de toda la estructura
de la empresa en la prevención. Reconocer la existencia de competencias y
responsabilidades, paso previo a cualquier actividad preventiva.
• Examen inicial, es
decir la identificación inicial, si se quiere a groso modo, de los riesgos que
son evidentes en cada puesto de trabajo y las estrategias que se han
desarrollado para solucionar estos problemas.
• La evaluación de
aquellos riesgos que no se hayan podido eliminar junto a las estrategias
preventivas diseñadas.
¿Porqué por puesto de
trabajo y no por actividades supuestamente desarrolladas?, no es lo mismo
preparar y dar una clase a un grupo de alumnos que a otro o en aulas bien
ventiladas con iluminación correcta, mobiliario adecuado, donde se establecen
relaciones sociales satisfactorias todo lo contrario. Y en ambos casos estamos
realizando la misma actividad. La ausencia de este requisito básico nos
permitiría tratar con propiedad los riesgos específicos de cada puesto de
trabajo, nos obliga a buscar indicadores secundarios o indirectos que faciliten
una aproximación.
METODOLOGÍA
En cuanto a
la metodologia corresponde a un estudio descriptivo interpretativo ademas de
bibliografico- analitico, que utilizó metodología cualitativa, de esta forma Ríos
(2018 p.96), define la revisión bibliográfica como: “la acción de explorar
libros, revistas y documentos que sirven para el desarrollo total o parcial de
la investigación”, con el objeto de categorizar la información obtenida.
Asimismo,
la investigación de tipo analítica tiene como finalidad razonar un suceso y
entenderlo en términos de sus semblantes menos evidentes, circunscribiendo
tanto el análisis como la síntesis. Analizar representa disgregar o alterar un
conjunto en todas sus partes. Síntesis significa congregar distintas cosas de
manera que formen una totalidad coherente, dentro de un juicio más amplio del
que se tenía al inicio, así lo refiere Padrón (2008). A fin de lograr
descripciones densas y profundas de los significados subjetivos que los docentes
presentan de salud laboral (Taylor y Bogdan 1990). Se consideró el propio marco
interpretativo del profesor para comprender el problema de estudio, asumiendo
un método inductivo, que aborda a la persona y su contexto holísticamente y de
la manera más natural posible.
Se contactó
a los docentes a través de las direcciones de los liceos y se les explicó los
fines de la investigación, el método y los criterios éticos, solicitándoles su
participación mediante la firma de un consentimiento informado. Posteriormente,
en instalaciones de los liceos, se aplicaron las entrevistas en profundidad y,
en un segundo momento, los grupos de discusión, lo que permitió contrastar y
profundizar las teorías subjetivas encontradas.
En este
sentido, se incorporó como herramienta la indagación de episodios biográficos,
dado que actúan como fuentes de conocimiento para la elaboración de teorías
subjetivas. Así, se buscó la producción de episodios específicos espontáneos
relacionados con la salud laboral del docente; episodios repetidos e informados
espontáneamente; definiciones subjetivas de los tópicos abordados y episodios
tipo, a fin de obtener explicaciones frente a situaciones ficticias propuestas
por el investigador.
Diagrama 1. Modelo comprensivo de teorías
subjetivas de salud laboral docente.
DEDUCCIONES
DE LA INVESTIGACIÓN
Es
importante mencionar que los(as) docentes no reconocen su profesión como una
labor que pueda generar riesgos, pues atribuyen las enfermedades profesionales
a otras actividades distintas a su proceso laboral. De acuerdo con los
resultados hallados, es conveniente desarrollar estrategias que fomenten la
participación de los docentes en la gestión de la salud y seguridad en el
trabajo. Es necesario empoderar a los docentes de las instituciones educativas
en el manejo de procesos de trabajo seguro y estilo de vida laboral saludable.
Es
necesario continuar trabajando en esta área para fortalecer las estrategias
para la intervención y el mejoramiento de las condiciones de trabajo y salud de
los docentes, vistas como una oportunidad de mejora continua en el proceso de
trabajo, y como un valor agregado para generar bienestar en la población
docente. Es pertinente que en la formación profesional de los docentes se
vinculen aspectos sobre las formas de promoción y protección de la salud en la
vida laboral, reconociendo situaciones potenciales de riesgo en su labor.
En cuanto a
la organización del trabajo, se deben replantear nuevos esquemas
administrativos, en los cuales se generen espacios de descanso y reposición de
la capacidad laboral del docente. Así mismo, la salud y productividad son un componente
importante; Por lo que surgió la promoción de la salud ocupacional como un
concepto amplio y positivo de salud, que implica defender y elevar la calidad
de vida y la dignidad de las personas que trabajan en el ambito educativo.
Al
respecto, Jiménez (2018) señala que:
(…) es evidente el soporte a la población laboral cuya
salud debe ser vista como una necesidad para garantizar la calidad de vida,
para lo cual se requiere de investigación y generación de evidencias para la
toma de decisiones y control en el campo de la salud ocupacional, donde se
requiere un cambio en la cultura organizacional como herramienta de inversión
que mejore la productividad y rentabilidad (p.64).
En esta
investigación se analizaron las aportaciones de la educación como ciencia
dinámica, ya que a través de las intervenciones socioeducativas, puede resultar
de gran valor para coadyuvar en la mejora de la salud ocupacional. Para la
promoción de la salud ocupacional ya no es suficiente un modelo participativo
donde solamente se promueva el conocer y el hacer. Hace falta adoptar enfoques
teóricos más innovadores que permitan a las intervenciones didácticas promover
también el relacionarse efectivamente con los demás y realizarse plenamente
como individuos.
Se ha
vuelto imposible, y hasta inadecuado, responder de manera puramente
cuantitativa, o incluso desde una forma única de intervenir, a la insaciable demanda
de educación en salud ocupacional. Las intervenciones educativas tienen serias
implicaciones sociales, políticas e ideológicas, y no solamente el impacto sobre
la salud de los docentes como puede parecer a simple vista.
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