Síndrome
de Fragilidad: Un Desafío para la Venezuela del Siglo XXI
Fragility Syndrome: A Challenge for the Venezuela of the 21st Century
Milagros García
Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda
Venezuela
Moreno Martha
Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda
Venezuela
Recibido: 15 de noviembre del 2018
Aprobado: 20 de diciembre del 2018
RESUMEN
La
fragilidad es un síndrome multidimensional, con una interacción complicada de
elementos biológicos, psicológicos y sociales en el transcurso de la vida
individual, que culmina en un estado de mayor vulnerabilidad, asociado a un
mayor riesgo de que se provoquen desordenes clínicos opuestos como delirio,
deterioro funcional, movilidad perjudicada, caídas, aislamiento social, aumento
de la mortalidad. En Venezuela, se determinó que la población de mayor de 65 años representaba el 5,97%, se proyectó para el año 2020 serían el 6,66%
respectivamente de la totalidad de los habitantes. En el año 2025 el
13.23% de la población de país, tendrá más de 60 años de edad y para el
año 2050 será de un 22.10%, se proyecta que la población mayor crecerá 120% en
los próximos años. Es necesaria la planificación innovadora, el desarrollo de
políticas de salud sustantivas para mejorar la calidad de vida después de los
65 años de edad.
Descriptores:
Síndrome;
fragilidad; desafíos; síndrome multidimensional; deterioro funcional.
ABSTRACT
Fragility is a multidimensional syndrome, with a complicated interaction of biological, psychological and social elements in the course of individual life, culminating in a state of greater vulnerability, associated with an increased risk of causing opposite clinical disorders such as delirium, functional impairment, impaired mobility, falls, social isolation, increased mortality. In Venezuela, it was determined that the population over 65 years old represented 5.97%, it was projected for the year 2020 would be 6.66% respectively of the totality of the inhabitants. In 2025, 13.23% of the country's population will be over 60 years of age and by the year 2050 it will be 22.10%, it is projected that the older population will grow 120% in the coming years. Innovative planning is necessary, the development of substantive health policies to improve the quality of life after 65 years of age. Descriptors: Syndrome; fragility; challenges; multidimensional syndrome; functional deterioration.
INTRODUCCIÓN
Debido al aumento de la esperanza de vida y a
la disminución de la tasa de fecundidad, la proporción de personas mayores de
60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de edad en
casi todos los países.1 Entre 2015 y 2050, el porcentaje de los
habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al
21% y la mayoría vivirá en países de
ingresos bajos y medianos.(2,3 )
Indudablemente, este cambio poblacional
implica un enorme reto para los países,
se deben garantizar el disfrute de una
buena salud, la cual es fundamental para
que las personas mayores mantengan su independencia y puedan tener un lugar en
la vida familiar y en su comunidad;
prevenir la enfermedad o retrasar
la aparición de enfermedades crónicas y no transmisibles, así como su detección
y tratamiento oportuno ayudan a reducir
al mínimo sus consecuencias. De allí que, el mejor modo de prestar esos
servicios es mediante un sistema integral de atención primaria y a través de la
gestión de políticas de salud por parte de cada gobierno.(4)
Hay que tomar en cuenta que, el envejecimiento de la población y su
impacto en los sistemas de ayuda tiende
a verse fundamentalmente como un fenómeno, por el cual la población en la medida que
envejece cada vez más, aumenta igualmente sus demandas sobre todo en atención
sanitaria, cuidados y tipo de convivencia; debido a su mayor probabilidad de
padecer enfermedades crónicas, tienen un mayor riesgo de discapacidad y por lo
tanto, son y serán grandes consumidores de prestaciones sociales y sanitarias
tanto formales como informales. A la problemática anterior, se añaden los
cambios en la estructura familiar y un debilitamiento de las redes familiares y
sociales que está provocando una disminución del cuidado informal y un
incremento de las necesidades de cuidados formales y de institucionalización.(5,6,7)
A raíz de
ello surge, entonces ,
un cambio de mentalidad: se transforma la medicina
curativa hospitalaria en medicina preventiva-asistencial,
dado el deseo y la necesidad de añadir calidad a los años vividos, y tomando en
cuenta este contexto, surge el concepto
de “fragilidad”, un síndrome
que emerge en los últimos 10 años, que representa
el continuo entre
un adulto mayor sano
y aquel que se
encuentra en estado
de vulnerabilidad ante
estresores externos. Tan sólo una delgada línea separa, en los ancianos frágiles, lo fisiológico
y funcional de lo
patológico. Una vez
traspasada, el camino
hacia la discapacidad
y, posteriormente , a la dependencia
puede resultar inminente si no se
actúa a tiempo. (8)
Por lo tanto, es un síndrome multidimensional, en donde están involucrados
una interacción compleja de factores biológicos, psicológicos y sociales en el
transcurso de la vida individual, que culmina en un estado de mayor
vulnerabilidad, asociado a un mayor riesgo de que se produzcan desordenes
clínicos adversos como delirio, deterioro funcional, movilidad perjudicada,
caídas, aislamiento social, aumento de la mortalidad y hospitalización.(9)
En este sentido, el síndrome de Fragilidad debe ser reconocido
como objetivo de investigaciones e intervenciones, considerando el impacto que tienen sobre: los individuos ancianos,
sus familias y la sociedad;(10) y
a pesar de que en Latinoamérica se vive
una transición demográfica y epidemiológica donde las consecuencias de la
fragilidad son aún ignoradas y el término es desconocido en los medios no
especializados;(11) surge el interés de conocer cuáles son los
desafíos que enfrenta la Venezuela del siglo XXI ante ese gran síndrome .
DESARROLLO
Fragilidad
un desafío
La transición demográfica que viven los
países actualmente, hace que estemos ante un reto colosal tanto para los
sistemas de salud, la familia y la sociedad: la eclosión epidemiológica de personas
con complejidad clínica y necesidades de atención complejas. Frente al
incremento de situaciones de complejidad, habitualmente relacionadas con la
incertidumbre en el diagnóstico situacional y las dificultades para la toma de
decisiones, se necesitarán de nuevos marcos conceptuales y de
nuevas herramientas que sean pragmáticas y eficientes. El Síndrome de fragilidad ofrece una excelente oportunidad para revisar y dar a
conocer cuáles son los desafíos a lo que se enfrenta nuestra sociedad, también
es probable que los índices de fragilidad sean la respuesta más plausible al
desafío del diagnóstico de precisión, punto de partida necesario para una
atención auténticamente centrada en la persona. (12)
A continuación se presentan cuáles son los desafíos que debe enfrentar la
sociedad venezolana ante el síndrome de fragilidad:
1er desafío: Comprender que es el Síndrome de
Fragilidad
El concepto de fragilidad aparece por la necesidad
de explicar la heterogeneidad en el proceso de envejecimiento que se observa en
la población anciana. Mientras que algunos ancianos llegan a edades avanzadas
con una alta reserva funcional ycon capacidad de recuperarse de enfermedades
que pudieran surgir, hay otros ancianos cuya reserva vital está agotada, lo
cual los hace vulnerables a la enfermedad e incapaces de recuperarse tras la
misma. (13,14)
Etimológicamente, el término frágil proviene del francés “frêle”, que
significa “poco resistente”, y del latín “fragilis”, que significa “que se
rompe con facilidad”. A partir de los
años 90 el interés se centra en estos nuevos conceptos de fragilidad y anciano
frágil, poniéndose de manifiesto la necesidad de identificar a estos pacientes
de riesgo que podrían beneficiarse de ciertas intervenciones socio-sanitarias,
fundamentalmente preventivas. (15,16)
Aunque no hay todavía una definición ni criterios universalmente reconocidos
para su descripción, la fragilidad es un síndrome clínico-biológico
caracterizado por una disminución de la resistencia y de las reservas
fisiológicas del adulto mayor ante situaciones estresantes, a consecuencia del
acumulativo desgaste de los sistemas fisiológicos, causando mayor riesgo de
sufrir efectos adversos para la salud como: caídas, discapacidad,
hospitalización, institucionalización y muerte. (17) Esta definición
tiene 2 aspectos importantes:
1.Existe una disminución de las reservas fisiológicas en múltiples
áreas o dominios, como la resistencia, la flexibilidad y la fuerza muscular, el
balance o equilibrio, el tiempo de reacción, coordinación, funcionamiento
cardiovascular, audición, visión, nutrición y funcionamiento cognitivo.
2.Existe una predisposición para sufrir efectos adversos para la
salud ante situaciones estresantes de la vida cotidiana, donde la magnitud de
la situación no siempre está en correspondencia con el menoscabo que origina en
la salud, produciéndose gran deterioro funcional.(18)
La búsqueda
de una explicación o conceptualización para este
síndrome cabe destacar dos Modelos
de fragilidad que surgieron al amparo de grandes estudios epidemiológicos enfocados en el envejecimiento poblacional. En primer modelo, surge en base al “Canadian Study of Health andAging” (CSHA,
Universidad de Ottawa en 1991), donde Rockwood y Mitnitski proponen el concepto
de fragilidad como una acumulación de déficits; y el segundo modelo es el
propuesto por Fried y colaboradores (2001), los cuales desarrollan un fenotipo
clínico a partir del estudio “Cardiovascular Health Study” (CHS) sobre el cual
se asientan las bases de la fragilidad.
A su
vez elabora el “ciclo de la fragilidad” que establece que la falta de ejercicio
físico, una nutrición inadecuada, la aparición de enfermedades y el exceso de
medicamentos, asociados al proceso del
envejecimiento, podría dar lugar a una malnutrición crónica y a una pérdida de
masas ósea y muscular, produciendo el fenómeno conocido como sarcopenia, y a
esto, se unen otros procesos como la arterosclerosis, el deterioro cognitivos y
las alteraciones metabólicas asociadas, representarían los cuatro mecanismos responsables
del origen de la fragilidad(8,
17).
Figura Nº1: Ciclo de Fragilidad

Fuente: Fragilidad: un fenotipo en revisión Francisco
José García-García, José Luis Larrión Zugastib y Leocadio Rodríguez Manas.GacSanit. 2011. 25(S): 51-58
Por
consiguiente, para este constructo, se identificación
con dimensiones, que hacen operativas en cinco criterios, que son utilizados
para diagnosticar fragilidad:
1.
Disminución de la fuerza muscular.
2.
Baja resistencia al esfuerzo o agotamiento autoreferido.
3. Velocidad
lenta de lamarcha.
4.
Baja actividad física.
5.
Pérdida de peso involuntaria de al menos 5kg durante el último año.
De este
modo, establecen que aquellos pacientes que cumplan tres o más criterios
deberán ser considerados frágiles;
si cumplen uno o dos, serán identificados como pacientes prefrágiles y si no cumplen
ningún criterio estarán exentos de fragilidad.(8)
Esto conlleva a determinar cuáles
son los factores de riesgo identificados
en el desarrollo de la fragilidad, entre ellos se encuentran: factores
biomédicos (presencia de enfermedades
crónicas, alteración de la marcha, déficit sensoriales, mala auto percepción de
salud, caídas a repetición, polifarmacia, hospitalizaciones frecuentes,
institucionalización ), factores funcionales
(dependencia en actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y dependencia en
actividades instrumentales de la vida diaria AIVD)), factores socioeconómicos (vivir solo, viudez reciente,
edad >80 años, bajos ingresos económicos), factores cognoscitivos/afectivos (depresión, deterioro
cognitivo). (8,19)
Se hace necesario resaltar, que la fragilidad puede ser buen predictor sobre el riesgo de
presentar acontecimiento adversos para la salud, y de causar discapacidad,
independientemente de la existencia o no de enfermedades, quizás sea un
precursor fisiológico y factor etiológico de la discapacidad,(14,15,16,20)lo
que sugiere que los conocidos como
síndromes geriátricos, tal vez,
sean manifestaciones clínicas de la fragilidad y se puedan considerar, por tanto, indicadores
de la misma. (8)
En este sentido, las intervenciones
dirigidas a frenar el riesgo como serían mantener el normo peso, hacer
ejercicio, evitar la inactividad, etc. 11,19, 21han sido efectivas,
por ahora, el desafío consiste en comprender que es el síndrome de fragilidad
para promover un estilo de vida “sano”, en el que se incluya la actividad
física y una alimentación equilibrada, a través de programas de promoción a la
salud y de programas de prevención, con el propósito de favorecer un
envejecimiento óptimo. (11)
2doDesafío: Esta representado por la Epidemiologia y el Síndrome de
Fragilidad.
Como se ha mencionado anteriormente, no
se conoce cuál es la prevalencia a nivel mundial del síndrome de fragilidad,
los estudios epidemiológicos realizados en la última década han avalado los
resultados del Cardiovascular HealthStudy (CHS) (2001), que reporto una
prevalencia de sujetos frágiles del 7% entre los mayores de 65 años y de
prefrágiles del 47%.22,23Las prevalencias de fragilidad halladas en
los estudios con criterios homologables arrojan una estimación del 7% al 12%. (24)
La fragilidad es un síndrome frecuente
en personas ancianas y que aumenta su prevalencia de manera exponencial a
medida que se envejece, desde un 3,2% a los 65 años, un 16,3% en los mayores de
80 años y un 23,1% a los 90 años. Diferentes estudios de cohortes han
encontrado prevalencias entre el 4 y el 16,3% en diferentes ámbitos y países,
siendo más prevalente en mujeres y afroamericanos, y con una incidencia a los
75 años del 9% en mujeres no frágiles.25También conviene destacar,
que los estudios españoles, tales como: el Estudio Toledo para un
Envejecimiento Saludable (ETES)26arrojo una prevalencia de
fragilidad del 8,4% (mayores de 64 años) y muestra una clara relación con la
edad; en el estudio FRADEA25la prevalencia alcanza el 16,9% (mayores
de 69 años); y en el estudio de Peña grande se sitúo en el 10,3% (mayores de 64
años).(13 )
No obstante, otros estudios muestran
importantes discrepancias en las estimaciones: un estudio realizado en 10
países europeos (Share Study) muestra
una prevalencia del 17%, con un 27% en España. (27)
Por su parte, un estudio ealizado en
varios países de Latinoamérica y el Caribe, concluyo que la prevalencia en las mujeres
osciló entre el 30% y el 48%, y en los hombres entre el 21% y el 35%. Es de
destacar que, aunque ambos estudios se basan en el constructo de Fried, la
operatividad de los criterios es sustancialmente distinta, lo cual nos hace
sospechar que estas diferencias pueden explicarse por diferencias
metodológicas.(28,14).
Los estudios de incidencia de
fragilidad son más escasos. El Women’s Health Initiative Observational Study,
con más de 4.000 mujeres, muestra una incidencia de fragilidad a los 3 años de
seguimiento del 14,8%, y el CHS, con más de 5000 hombres y mujeresrefiere una
incidencia del 7,2% en 4 años. La importancia que ha adquirido el síndrome en
los últimos años radica en que los sujetos frágiles están en riesgo de
importantes eventos adversos sobre la salud a corto, medio y largo plazo. (14)
Cabe destacar el estudio EPESE realizado
en hispanos, muestra que el 84% de los sujetos clasificados como frágiles
fallecieron durante los 10 años de seguimiento, mientras que sólo murieron el
33% de los no frágiles; relación con la mortalidad que ha sido contrastada en
otros estudios.(29) Con base a los estudios realizados en Estados
Unidos, se evidencio que el 7% de los adultos mayores de 65 años son frágiles,
aumentando progresivamente con la edad hasta el 25- 40% en mayores de 80 años. Otro
estudio realizado en el año 2009 en una comunidad urbana de Cuba, evidenció que
el 51.4% de los estudiados eran frágiles, siendo la polifarmacia el factor de
prevalente en un 35.5% y el sexo femenino tiene un riesgo relativo de ser más
frágil con respecto al sexo masculino. (9,30) La fragilidad es un
poderoso predictor de discapacidad, hospitalización, caídas, pérdida de la
movilidad y enfermedad cardiovascular. (14)
En lo referente a las morbilidades
asociadas a la fragilidad, se encontró los siguientes: en estudios
transversales la alteración cognitiva, el rasgo distímico y la enfermedad
vascular presentan una potente asociación con la fragilidad. En estudios
longitudinales, estos factores también se muestran como predictores de
fragilidad. El estudio ETES también
muestra un marcado aumento de la fragilidad para estas afecciones. Desde otro
punto de vista, en los sujetos frágiles es casi constante la presencia de estos
trastornos: la prevalencia de deterioro cognitivo es del 46%, la de rasgo
depresivo del 50% y la de enfermedad vascular sintomática (isquemia cerebral,
cardiopatía isquémica, arteriopatía periférica) del 30%, frente al 9%, el 7,7%
y el 10,7% en los sujetos no frágiles (datos no publicados del ETES).
La vía causal puede tener varias fuentes, que
no son excluyentes entre sí. La fragilidad es una situación inestable, y el
tiempo que una persona vive en fragilidad es limitado, lo cual sugiere que
puedan compartir bases fisiopatológicas comunes, pero con penetrancia variable
(p. ej. mecanismos inflamatorios), que además de favorecer la aparición de
enfermedad y de fragilidad predispongan a una persona a entrar en fragilidad
una vez avance la enfermedad y predispongan a otra a expresar antes una
enfermedad (p. ej., enfermedad de Alzheimer).
En este sentido, las alteraciones de la
pared vascular y de los procesos cognitivos-ejecutivos-anímicos podrían entrar
a formar parte del fenotipo de fragilidad.14De igual manera, Yabar y colaboradores (2006) en
Perú, reportaron una prevalencia de
fragilidad de 71.3% en los adultos mayores. Dentro de las características
clínicas de los ancianos frágiles, el 16.1% presentaba pluripatología siendo
frecuentes los síndromes geriátricos agudeza visual y auditiva disminuida
(68.4% y 65% respectivamente). El 53.5% mostraba algún grado dependencia, mostró déficit y/o deterioro cognitivo en el
14.9% y de acuerdo a la Escala de Gijón, en el 77.0% existía riesgo o problema
social.(31)
Se han realizado investigaciones acerca
de este síndrome en los cuales no se observan diferencias en las variables que
resultan asociadas al síndrome de fragilidad: edad avanzada, sexo femenino,
bajo nivel educativo, pocos ingresos económicos, comorbilidad, polifarmacia y
discapacidad. (9,30) Sin embargo en Venezuela, solo se han realizado
hasta los momentos dos estudios relacionado con el síndrome de Fragilidad. El
estudio de Moreno y col. (2013) que determinaron la presencia de fragilidad en una
comunidad rural del estado Falcón, el cual reporto: 84% de adultos frágiles
(mujeres 46%), 32 y el
estudio de Bravo A., (2017) realizado en una comunidad urbana del estado Falcón,
que reportó una incidencia del síndrome de fragilidad de 4,44% y 77,77% fueron catalogados como
pre-frágilen adultos mayores pertenecientes
a un club de la tercera edad. (33)
Es necesario destacar en este renglón,
que una de las características del proceso de envejecimiento es el cambio en
los patrones de enfermedad y muerte. Las enfermedades crónicas y degenerativas
adquieren un papel protagonista y son las más frecuentes entre los mayores en
general y entre las mujeres mayores en particular. Las continuas mejoras en el
diagnóstico, tratamiento farmacológico y rehabilitador así como en los cuidados
han contribuido a reducir la mortalidad asociada a las mismas y favorecido que
los mayores con enfermedades reciban mejor atención y tengan un periodo de
morbilidad más largo.
En este sentido se constatan dos
realidades: el crecimiento de los mayores de 80 años y la mayor presencia de mujeres
en ese grupo poblacional, conforman
la mayoría y este fenómeno es conocido como feminización de la vejez. Se ha considerado
que en las mujeres mayores se produce una acumulación de desventajas porque viven
más años, pero presentan tasas más elevadas de enfermedades crónicas y discapacidad;
mantienen un estado de viudez durante más tiempo y en consecuencia tiene más
riesgos de soledad.
La generación de mayores actuales confluyen
otros aspectos, por motivos culturales sobre ellas ha recaído un trabajo no
remunerado, la producción de bienes y servicios (los cuidados en particular) en
el ámbito familiar que las hace dependientes de pensiones de viudedad. Estas
desventajas, favorecen la presencia del síndrome de fragilidad en este grupo
poblacional. Esta realidad requiere
nuevos esfuerzos teóricos y prácticos para hacer frente a los desafíos que
representan el incremento de estos mayores y su asociación con peor calidad de
vida, fragilidad y otras formas de mortalidad psicológica (por ejemplo, la
pérdida de la identidad, la autonomía psicológica y el sentido de control). (5)
3er desafío: Esta relacionado con la transición demográfica y el síndrome de fragilidad
Desde el punto de vista demográfico el
siglo XXI se inició enfrentando nuevas realidades y nuevos desafíos: el aumento
continuado de la población y el incremento en el número de personas de mayor
edad. De acuerdo con las proyecciones de las Naciones Unidas, la actual
población de 6.6 millardos aumentará hasta 9 millardos en el 2050. Además, la
mitad de la población en el 2050 tendrá por lo menos 60 años y para esa época
cerca del 80% de la población mundial mayor de 60 años vivirá en lo que son hoy
países en desarrollo. En América Latina en la actualidad, el 9% de la población
tiene 60 años o más, pero en el 2050 uno de cada cinco latinoamericanos tendrá
esa edad, y Venezuela forma parte de esa realidad. (7)
El patrón de envejecimiento de la
población venezolana sigue un ritmo parecido al de otros países de la región.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística (INE),
Venezuela en cincuenta años cuadruplicó su población, de 5 millones en 1950
hasta alcanzar 26,57 millones en el año y para el año 2011 registró una
población de 27.150.095 habitantes. 7,34Este crecimiento poblacional fue
favorecidos por condiciones políticas, económicas, sociales y culturales, que
entre otras cosas provocaron una gran movilidad social y el fortalecimiento de
la clase media. (7)
En el último censo realizado (2011), el
INE señalo que la edad mediana de la población no era de 18 años, sino de 26,
lo que coloca al país en una “etapa de transición demográfica”, lo que significa
que el 50% de la población se encuentra por debajo de esa edad y el otro 50%
por encima de la misma, lo que apunta a que
la población venezolana está envejeciendo. (34,
35) De forma específica, para ese mismo año
se determinó que la población de mayores de 65 años representaba el
5,97%, se proyectó que para el año 2020
serían el 6,66% respectivamente de la totalidad de los habitantes, para el año 2025
el 13.23% de la población de país
tendrá más de 60 años de edad y en el
año 2050 será de un 22.10%, se consideró
que debía tomarse en cuenta la posibilidad de que algunos pudieran estar en
situación de riesgo, ya que con el pasar de los años el estado de salud se
deteriora y disminuye la capacidad de autocuidado. (36,37)
Es importante señalar, que investigadores en esta
área señalan que este proceso de transición demográfica no sigue patrones
fijos, sus modalidades están determinadas por las variaciones que experimentan los
índices demográficos como la natalidad, la mortalidad y las migraciones, las
cuales condicionan la distribución por edades y el crecimiento de la población.
Por tal motivo, el éxodo fuera de Venezuela de los últimos tiempos es también
un factor a tomar en consideración. (7,35)
En este sentido, hay que mencionar, que las pautas migratorias dieron un giro
importante enlos años ochenta y noventa, debido a la generalización de un
proceso de crisis que restringió la llegada de nuevos flujos migratorios,
propició el retorno de los extranjeros que aquí residían y estimuló la
emigración calificada de venezolanos al exterior, de jóvenes productivos, que es lo que las
sociedades necesita, personas de 20 a 60
años las que han decidido marcharse del país por factores como “la falta de
oportunidades, el compromiso de su bienestar y el cercenamiento de sus
libertades”. Si para el año 2011, al menos 5,8% de la población tenía más de 60
años de edad; “Para este año, seguramente son más personas, porque hay factores
que envejecen a la población", planteó el Profesor Iván de la Vega, investigador
de la Universidad Simón Bolívar.(38)
Esto trae como consecuencia que el envejecimiento poblacional sea mayor y cuyas consecuencias se harán sentir sobre
las variables económicas, el perfil epidemiológico y la estructura social.
(39)
La vejez venezolana enfrenta múltiples
problemas, y entre ellos se encuentra La Fragilidad, la cual va ser el
resultante de un Estado omiso y anacrónico en políticas gerontológicas y
geriátricas. El resultado es la ausencia casi total de estructuras destinadas
al bienestar integral del adulto mayor y una seguridad social para la vejez en
crisis permanente. (40)
Este hecho es relevante, ya que a mayor
número de adultos mayores, mayor será el número de personas frágiles, ya que el
síndrome de Fragilidad, es una entidad clínica relacionada con la edad, es un indicador fundamentar para mejorar la
calidad de vida del adulto mayor, por lo que su detección y diagnóstico
temprano es fundamental. Sin embargo, ofrecer una valoración de la fragilidad
es una tarea complicada, debido a la cantidad de los factores que deben tenerse
en cuenta para establecer un diagnóstico integral, por lo que se considera un área de especial relevancia en diversos
sectores de la comunidad científica, que buscan
ofrecer mecanismos que faciliten su análisis y valoración lo que
representa uno de los principales desafíos
que en la actualidad enfrentan los
profesionales de la salud, en especial los que se dedican a la atención
primaria.(30, 41,42, 43)
4to desafío:
Se refiere a las políticas de salud y fragilidad
El fenómeno del envejecimiento de la
población, iniciado en los países desarrollados hace varias décadas, avanza con
rapidez, impulsando a las organizaciones internacionales, a los gobiernos,
asociaciones científicas y gremiales, a analizar y plantearse políticas públicas
en materia de seguridad social, cuya acción esté dirigida a la promoción de
servicios sociales y protección social (programas de salud, vivienda,
recreación, educación, capacitación y otros) que den respuestas oportunas,
adecuadas y económicamente factibles a los efectos ocasionados por el
envejecimiento.(44)
Indudablemente, el desarrollo de políticas de
salud dirigidas a la población de adultos mayores comparte retos y desafíos con
el resto de las políticas de salud que abarcan a toda la población, o a otros
sectores. Es el caso de la importancia de disminuir las inequidades, velar por
la garantía de derechos y otros múltiples aspectos. Efectivamente, los retos
asociados al envejecimiento no pueden considerarse aislados de otras categorías
de la población a efecto tanto de análisis de las situaciones como del diseño e
implementación de políticas. Existen distintas dimensiones de envejecimiento de
acuerdo al género, etnia, y clase social
que deben considerarse a la hora de planificar y desarrollar dichas políticas.
(45)
En Venezuela, se han hechos aportes
importantes orientados hacia la protección del adulto mayor en cuanto seguridad
social (pago de pensiones y bono de alimentación) se refiere, pero aún existen
muchos aspectos de los cuales no se ha adelantado en relación a mejorar su
calidad de vida, tal es el caso de las políticas de salud, las mismas, no se
encuentran adaptadas al contexto geriátrico de salud y calidad de vida en
adultos mayores institucionalizados, donde los resultados obtenidos reflejan
que las condiciones no son las adecuadas para su bienestar físico, mental y
emocional.(46)
En relación a los programas de atención
primaria en salud para el adulto mayor, se determinó que no se han desarrollado
plenamente, por lo que se debe tomar en cuenta que dicho proceso está asociado
a una disminución en la ejecución de actividades vitales y potenciales aunado a
un incremento de la susceptibilidad a enfermar o morir; esto lo señalan los
estudios realizados con respecto al envejecimiento, donde sobresale que la
vulnerabilidad originada con la edad viene de la mano con los estilos de vida
poco saludables, mal funcionamiento, poca adaptación del organismo al medio
ambiente, y pobre apoyo familiar.(46)
Los desafíos del envejecimiento de la
población y de los adultos frágiles son
globales, nacionales y locales, satisfacer estos desafíos requerirá de una
planificación innovadora y de desarrollo de políticas de salud publicas
sustantivas que favorezca a este gran número de personas. Entre estos desafíos
se pueden mencionar los siguientes:
1.- El
crecimiento demográfico de la ancianidad (el siglo XXI puede ser llamado el
siglo del envejecimiento), represente
una novedad con respecto a épocas anteriores, significando un peso notable sobre la sociedad que lo debe
aceptar con espíritu de solidaridad, obligando
a realizar ajustes sociales y
repercutirán en el ámbito médico.
2.- En las próximas décadas nuestro país
completará la transición demográfica. Ocurrirán grandes cambios al interior de
las familias y dará lugar a cambios significativos en los patrones de consumo.
3.-Generará una mayor necesidad de
medicamentos para patologías crónicas, para la atención de los diferentes
síndromes geriátricos incluyendo la fragilidad,
lo que originara fuertes presiones
a los sistemas de seguridad social.(47)
4.- La disminución del número de personas que
componen la población activa y el envejecimiento progresivo de esa población
producirán desequilibrios que obligarán a cambios en la política de jubilación.
Es necesario que el Estado o los
gobiernos se planifiquen adecuadamente
para afrontar los desafíos planteados a los sistemas de la seguridad
social y de pensiones. El objetivo debe consistir en reconocer y aprovechar el
talento y la experiencia de las personas mayores y garantizarles un nivel de
vida adecuado, a la vez que se fomentan los intercambios armoniosos entre
generaciones.(48)
5.-Los desequilibrios en la inversión y en el
ahorro a nivel colectivo y familiar contribuirán a una posible disminución en
las rentas familiares disponibles.
6.-
Los desequilibrios causados en las estructuras familiares, serán
determinantes del aumento de la problemática de socialización
intergeneracional.
7.- Se ejercerán fuertes presiones sobre la
infraestructura de salud y se insistirá en la reasignación de recursos para la
atención de enfermedades crónico degenerativas. El aumento del gasto sanitario
por discapacidades conducirá a profundas reformas en las estrategias, alcance,
funcionamiento y organización de este sector.(47)
8.- Doble carga de la enfermedad: los países en vía de desarrollo continúan
luchando contra las enfermedades infecciosas, la desnutrición y las
complicaciones perinatales, también se enfrentan con el rápido crecimiento de
enfermedades no transmisibles (ENT). Esta «doble carga de la enfermedad» lleva
los escasos recursos al límite, donde
las enfermedades crónicas como las enfermedades cardíacas, el cáncer y la
depresión, están convirtiéndose con rapidez en las causas principales de
morbilidad y discapacidad.
9.- Mayor riesgo de discapacidad, lo que resulta costoso y reducen la calidad de vida.
Las discapacidades físicas o mentales hacen que le resulte difícil llevar a
cabo las actividades de la vida diaria; la probabilidad de experimentar estas graves discapacidades aumenta de forma
espectacular en edades muy avanzadas. Es significativo que los adultos de más
de 80 años son el grupo de edad de más rápido crecimiento en todo el mundo, por
lo que representa el grupo de mayor riesgo.
10.- Proporcionar asistencia a las
poblaciones que envejecen, uno de los mayores desafíos de la política sanitaria
es encontrar el equilibrio entre la ayuda para el cuidado de la propia salud
(personas que se cuidan a sí mismas), la ayuda informal (asistencia de los miembros
de la familia y amigos) y la atención formal (servicios sociales y de salud).
La atención formal incluye tanto la asistencia primaria de salud (prestada
básicamente al nivel de la comunidad) como la asistencia institucional (en
hospitales o residencias de ancianos).
11.-
Las acciones de promoción de la salud y de prevención deberán desempeñar
un papel cada vez más preponderante y emprenderse desde muy temprano en la vida
de las personas, con el objeto, no sólo de promover la salud en el adulto
mayor, sino de alcanzar la meta de mejorar la calidad de vida, junto con la
prevención de la discapacidad y de la fragilidad, lo cual exigirá la
elaboración de propuestas legislativas realistas y adecuadas a la nueva
situación social. Parte de esta disminución se debe probablemente a los mayores
niveles de educación, a los mejores estándares de vida y a una mejoría de la
salud en los primeros años de la vida.
12. Forjar un nuevo paradigma: Tradicionalmente, la vejez
se ha relacionado con la enfermedad, la dependencia y la jubilación. Las
políticas y los programas vinculados a este paradigma tradicional están desfasado
no reflejan la realidad, ya que los paradigmas emergentes (el envejecimiento
activo y productivo), están relacionados
con la autonomía y el empoderamiento del adulto mayor. Ha llegado el momento de instaurar un nuevo
paradigma que considere a las personas mayores participantes activas de una
sociedad que integra el envejecimiento y que considere a dichas personas
contribuyentes activos, beneficiarios del desarrollo, donde incluya personas mayores
que están enfermas, frágiles y vulnerables, que permitan la defensa de sus
derechos de asistencia y seguridad.
Es necesario un enfoque intergeneracional,
que reconoce la importancia de las relaciones familiares y el apoyo que se
prestan entre sí los miembros y las generaciones en una familia. Donde los
propios ancianos y los medios de comunicación
tomen la iniciativa para forjar
una imagen nueva y más positiva del envejecimiento y sobre todo del adulto pre
frágil y frágil. El reconocimiento político y social de las contribuciones que
las personas de edad hacen y la inclusión de hombres y mujeres de edad en los
papeles directivos apoyarán esta nueva imagen y ayudarán a deshacer los
estereotipos negativos. Educar a los jóvenes con respecto al envejecimiento y prestar una cuidadosa
atención al mantenimiento de los derechos de las personas de edad ayudará a reducir
y eliminar la discriminación y el abuso.(48)
En Venezuela aún está dando sus primeros
pasos en adecuar las condiciones de salud, ambiente y comunidad, hay un gran
avances a nivel de políticas públicas, pero es necesario trabajar en educación
para la salud en las comunidades, donde se conciencie a la colectividad sobre
la importancia del cuidado del anciano en el hogar, por lo cual se puede
avizorar la poca existencia de un programa efectivo hacia el enfrentamiento de
este fenómeno en la población que contemple además un diagnostico
epidemiológico, psicológico, comunitario, y clínico; ya que para el Estado los
problemas básicos sanitarios relevantes son la desnutrición, enfermedades
epidémicas, educación muy reducida a conocimientos necesarios para la mejora de
la calidad de vida y con una economía en declive, originando que ésta realidad
merme los esfuerzos para el logro de las necesidades sociales en este grupo de
edad.(.46)
5to desafío:
Es el concerniente a la economía, los costos en salud y de la familia.
Estos cambios demográficos que ya nos están
llegando, imponen grandes desafíos a los gobiernos de nuestros países, los
cuales deben promover medidas y acciones oportunas para atender a una población
que envejece, factor que compromete seriamente el desarrollo de la región. La
OMS ha señalado que el envejecimiento de la población afectará tanto al mundo
en desarrollo como al desarrollado. Pero “los países en desarrollo envejecerán
antes de volverse ricos. Además de asignar un PIB adecuado para atender a los
adultos mayores, es necesario ayudar a crear una cultura en salud y para la
salud, la cual debe iniciarse en la juventud.
En este sentido, llama la atención, el
debilitamiento económico de la clase media, la cual, de acuerdo con ese
organismo se convierte en factor negativo para el desarrollo. Y es que no será
la clase media la única que sufrirá las consecuencias del deterioro de las economías
de la región, serán todos los grupos sociales menos pudientes los que pagarán
la cuota más alta de los efectos de una mala nutrición, de enfermedades
relacionadas con los cambios climáticos y las carencias de servicios
sanitarios. Pero las poblaciones más vulnerables serán los niños, los ancianos
y los enfermos.(7)
El envejecimiento poblacional está
caracterizado por el aumento en los gastos de salud destinados al manejo de
padecimientos crónicos como las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus,
enfermedad de Alzheimer, enfermedades oncológicas, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) y problemas músculo esqueléticos. Los sistemas de
salud serán desbordados por estos problemas. Los actos médicos de detección
precoz, intervención apropiada, manejo y seguimiento de estas enfermedades
crónicas tienen lugar preponderante en el ámbito de la atención primaria. La
OMS considera que los Centros de Atención Primaria son el mecanismo ideal para
ofrecer el cuidado de los gerontes a nivel de la comunidad. Sobre este problema
la Dirección General de Enfermedades no Reportables y Salud Mental dice:
“Ayudar a la gente mayor a permanecer saludables y asegurar una buena calidad
de vida en sus últimos días es uno de los desafíos más grandes del sector de salud
en todos los países”.…”. Descuidar la atención de los adultos mayores con
enfermedades crónicas, aumentará su incidencia, prevalencia y complicaciones.
Además, el incremento de costos, restringirá recursos para áreas prioritarias
como la salud materno-infantil.
A las
penurias del envejecimiento se suman los efectos nocivos de un mercado de los
medicamentos cada vez más excluyente, que además de sus altos costos, se
incrementa por la tendencia a la “polifarmacia, suma de inexperiencia con mala
formación de muchos profesionales de la medicina, elevando aún más el costo de
la cuota diaria requerida para el mantenimiento de la salud en los adultos
mayores, ya que numerosos estudios han demostrado que las personas mayores de
65 años toman un promedio de 5 a 7 medicamentos, casi todos innecesarios.7
Tal como se ha venido señalando
anteriormente, un adulto frágil es una persona dependiente y discapacitado (funcional o psíquico) por lo que amerita de un cuidador o de un
familiar, por lo tanto no es un ente productivo ni para el estado ni para su
familia, por lo que el estado debe garantizar
su seguridad y protección social, además de servicios de salud
oportuno; ya que tienen mayor
predisposición a hospitalización, lo
que representa un aumento del gasto
público, aumento de la estaría hospitalaria, tiene varias comorbilidades
asociadas que requieren de varios y diversos medicamentos, lo que genera
aumento en las morbilidades y en la mortalidad. Como resultado, esto producirá
una acumulación de costos para el individuo, la familia y el estado a medida
que aumenta la edad y el número de personas frágiles. (46)
Pero
en realidad, esta entidad
nosológica, que se presenta en los
adultos mayores no es detectada y atendida oportunamente, lo que genera dependencia
total, afectando la calidad de vida del paciente que requerirá de mayores
recursos, como se mencionó anteriormente ( familiares, sociales y en este escenario a las
instituciones responsables de su atención), poniendo a los sistemas de salud de
países en desarrollo en alerta y en la necesidad de reestructurar sus servicios
y establecer medidas preventivas para la atención a la salud.
En consecuencia al calcular los costos en
base al perfil de uso de pacientes con síndrome de pre-fragilidad y fragilidad,
estos no muestran gran diferencia en la inversión de recursos económicos porque
su manejo es similar al indicado en enfermedades crónico degenerativas dejando de lado la prevención y manejo de
esta situación de salud propia de los ancianos.
Cuando se analiza el manejo y tratamiento
preventivo y de control que se lleva en las enfermedades crónicas, se
identifica que las acciones preventivas que deberían llevarse a cabo en el
manejo del síndrome de pre-fragilidad y fragilidad se basan en el ejercicio y
la dieta, se podría pensar que este se atiende de manera indirecta. Siguiendo
con el mismo razonamiento, entonces, la población adulta mayor que no las
padece pero ya presenta este síndrome por el propio envejecimiento, se abre
como área de oportunidad para el manejo preventivo.
El costo en salud se relaciona al tratamiento de enfermedades
crónicas y no a los síndromes de pre y fragilidad que, como entidad propia
debieran tratarse oportunamente en pacientes con o sin presencia de enfermedad
crónico degenerativa.(49)
Por lo tanto, la fragilidad debe ser una
prioridad en el desarrollo de las políticas de atención sanitaria de los
adultos mayores. Se hacen necesaria la identificación del grupo de mayores
frágiles porque esto permitirá implementar actuaciones preventivas y
terapéuticas que retrasen o reduzcan la carga de discapacidad y
dependencia, debe ser una prioridad en
la elaboración de las políticas de atención sanitaria a los mayores. Las
principales intervenciones están en prevenir e incluso revertir el estado de fragilidad,
a través del ejercicio físico (posible y
necesario a cualquier edad monitorizado por expertos), una nutrición ajustada a
las necesidades específicas de los mayores, la valoración geriátrica y la
intervención sobre los principales síndromes geriátricos con un ajuste de la
medicación a las características de esta población. Asimismo, están apareciendo
en los últimos años modelos de atención sanitaria específicos coordinados entre
atención primaria y especializada para identificar y tratar a los adultos
mayores.
Por lo anteriormente mencionado, el desafío
esta en desarrollar una cultura de sociedad
moderna, no enfocada en paliar las consecuencias del paso de los años, sino a
promover un envejecimiento saludable y la educación integral de todos sus
componentes, contribuyendo a no medicalizar tanto esta etapa de la vida,
que puede ser de disfrute y satisfacción sin uno de sus grandes fantasmas
llamado la fragilidad.(46,50,51)
6to desafío:
Está relacionado con la familia
El
envejecimiento demográfico ha ido acompañado de una creciente seguridad en la supervivencia
de los miembros de la familia hasta bien entrada su vejez, lo que ha ocasionado
cambios en la estructura familiar, permitiendo visualizar cuatro diferentes situaciones en torno al
anciano:
1- los
que viven solos,
2-
los que residen con el cónyuge, más hijos y parientes,
3-
los que viven con hijos y parientes y sin el cónyuge, y
4- aquellos que viven apenas con el cónyuge.
Las
alteraciones en los estándares de mortalidad y fecundidad introdujeron
modificaciones importantes en la arquitectura de las familias que pueden
influenciar en la forma como cuidan a sus ancianos. La disminución de la
fecundidad redujo el tamaño de las familias, resultando en una disminución de
las relaciones entre generaciones y la longevidad, a su vez, trajo el aumento de
familias multigeneracionales a pesar de
esta situación, no hay garantía de que,
las familias estén preparadas para asumir el papel de cuidadoras del
anciano.(52,53)
Las
principales limitaciones frente a la necesidad de cuidar a un anciano, en el
contexto familiar, están relacionadas a los aspectos de orden financiera, personal
y social. Cuando surgen situaciones de fragilidad y dependencia, hay necesidad
de realizar adaptaciones y de reorganizar a la familia, lo que se refleja en el
ajuste de los roles familiares, definidos a lo largo del tiempo y de las formas
como cada miembro interactúa con los demás. Al mismo tiempo, reajustes en la
estructura familiar dependen de como los cambios y eventos se originaron y de
los recursos disponibles para lidiar con esas modificaciones.(52)
Además, se considera que las transformaciones
familiares (menor número de hijos promedio, mayor número de mujeres casadas o
unidas incorporadas al mercado laboral, salarios que impiden enfrentar el
sostenimiento de un mayor número de dependientes en la familia y mayor cantidad
de adultos mayores que atender por familia) el apoyo y cuidado del adulto mayor
se advierte más complicado en las próximas décadas, pese a que la familia en el
momento actual sigue realizando un gran esfuerzo por dar respuesta a las
necesidades del adulto mayor, particularmente de las mujeres (madres cuando
envejecen), puesto que en el varón lo más común es que reciba las atenciones y
cuidados necesarios de su cónyuge (generalmente menor).
Entender el proceso de envejecimiento
enfrentado por el adulto mayor y especialmente si es frágil no es sencillo, se
trata de situaciones complejas y heterogéneas en las que influyen no solo las
diferencias de género y el incremento de la edad, sino también las situaciones socio-familiares
y el estado anímico del adulto mayor, así como los recursos con los que cuenta
observados en el nivel educativo que se tiene y el estrato socioeconómico al
que se pertenece. Pero además, se hace necesario entenderla manera en que surge
una discapacidad o fragilidad en el
adulto mayor y particularmente, la edad en la que se presenta, permitiendo
identificar el alcance y retos a enfrentar tanto por el adulto mayor, como por
su familia y la sociedad en general, que soportarán las necesidades y dependencia del
adulto mayor, lo que representa una sobrecarga social y económica que es
necesario prever desde todos los ámbitos.(54)
El apoyo y el acompañamiento que las familias
brindan a sus mayores, se ve fragmentado ante la presencia de enfermedades mentales,
neurológicas o físicas, que forman parte de los síndromes geriátricos, (entre
ellos el de fragilidad) que los tornan dependientes. Esto genera agotamiento de
los cuidadores, hasta el punto de tener familias completas enfermas por falta
de ayuda, capacitación y reconocimiento, Lo grave es que todo esto llega
fácilmente al maltrato, una tendencia más preocupante que la institucionalización y, en muchos casos,
hacia el abandono. El aumento de las hospitalizaciones de adultos mayores sin
acompañantes en épocas de vacaciones es prueba de esto. (53)
Como se ha mencionado con anterioridad, los
cambios, en los modelos de la familia, asociados al aumento del segmento de la
población con creciente grado de fragilidad, dependencia y discapacidad,
producen un fuerte impacto en las
familias tanto desde punto de vista emocional como del financiero.(53)
Otro aspecto importante a considerar es la
funcionalidad familiar, la cual es dinámica, ya que las familias no son
estáticas y por lapsos o circunstancias pueden caer en crisis, y en ese momento
ser disfuncionales en mayor o menor grado, y recuperarse posteriormente. Hay
que tomar en cuenta que la enfermedad o fragilidad de un adulto mayor que le
ocasione dependencia y discapacidad puede generar en algún momento una crisis
familiar, así como, el agotamiento del cuidador, ya que algunas familias ante
estos problemas no consiguen su homeostasis y la disfunción se vuelve
irreparable o llegan a la desintegración, no obstante el mayor porcentaje de
familias recuperan su funcionalidad sin ayuda técnica específica.
Los incidentes afectan a los miembros de una
familia en forma distinta en diferentes momentos, por eso, la homeostasis
familiar puede funcionar adecuadamente para ellos durante algunos periodos de
la vida familiar y no durante otros. El mantenimiento de éste equilibrio es un
requisito indispensable para que la familia cumpla con sus funciones
eficazmente. Una familia con una dinámica funcional mantiene un estado de
equilibrio u homeostasis tal, que las fuerzas del grupo le permiten progresar
de crisis en crisis, resolviéndolas de manera que se promueve el desarrollo de
cada miembro hacia un mayor grado de madurez. (55)
Finalmente, otro aspecto a tratar es la convivencia
y estructura familiar. Los individuos envejecen en la actualidad de forma muy
diferente a como lo hacían sus antepasados, tanto en lo que atañe a las formas
de convivencia (respecto a las cuales han protagonizado una verdadera emancipación),
como a la coexistencia intergeneracional, a las relaciones familiares consecuentes,
a su papel dentro de la familia y a la respuesta que ésta puede dar cuando aparecen
las situaciones de dependencia, más frecuentes ahora que en generaciones
anteriores.
Se observa, aunque de forma incipiente y con
rasgos contradictorios, que los mayores consideran la vida autónoma, en su propio
hogar un valor en sí mismo. El aumento de la autonomía residencial es
consecuencia de las mejoras en las condiciones de salud y de la independencia
económica. Debido a la menor esperanza de vida de los hombres, las mujeres
viudas son más frecuentes, viven más tiempo en hogares solitarios o unipersonales
y por tanto su riesgo de sufrir soledad
es mayor, cuando comienzan los problemas de dependencia y de necesidad de ayuda,
además de experimentar aislamiento social y de privación económica. Lo que los
haces más susceptible a desarrollar el síndrome de fragilidad.
La tarea del cuidado sigue recayendo en la
familia y dentro de ella en las mujeres como cuidadores principales. Aunque se
observa un cambio en la tendencia con una mayor presencia de la ayuda formal, a
través de centros de día, ayuda a domicilio y mayor oferta de
institucionalización y esto es debido la incorporación de la mujer al mercado
laboral y las migraciones de los hijos, entre otros motivos, lo que propician
que haya menos disponibilidad familiar para el cuidado de los más mayores e
implica nuevas necesidades de servicios profesionales y de cuidados formales
que apoyen o suplan a los cuidadores familiares.
Recientemente se ha empezado a valorar
realmente y a incorporar a las políticas públicas la importancia de los
cuidados informales reconociendo, mediante prestaciones monetarias y técnicas,
a los cuidadores que se ocupan de los mayores en el ámbito familiar o fomentando
ayudas a domicilio, unidades de respiro entre otros. Este sistema, conjuga cuidados
formales e informales, permite evitar o retrasar la institucionalización, en
algunos casos. Aunque se temía que el hecho de proporcionar servicios de
asistencia profesionalizada podría conllevar una menor implicación por parte de
la familia, los estudios muestran que cuando la responsabilidad del cuidado
recae exclusivamente en ella, es cuando se observa un claro retroceso en su
papel cuidador que suele desembocaren ingreso en una institución, unas veces
porque son incapaces de asumir esta tarea en exclusividad, otras porque se agotan
ante la situación de sobrecarga que comporta. Esto es una buena muestra de la
voluntad de complementar las responsabilidades públicas y familiares en este
complejo proceso.(5)
CONSIDERACIONES
FINALES
•El síndrome de fragilidad es un indicio clínico-biológico
caracterizado por una disminución de la resistencia y de las reservas
fisiológicas del adulto mayor ante situaciones estresantes, a consecuencia del
acumulativo desgaste de los sistemas fisiológicos, causando mayor riesgo de
sufrir efectos adversos para la Salud.
•En Venezuela se proyecta que la población
anciana crecerá aún más en los próximos años, por lo que es necesario comenzar
a preparar un plan nacional de envejecimiento, para la prevención de
enfermedades y para mejorar la calidad de vida de las personas después de los
65 años de edad.
•Se hace necesario que las acciones de
promoción de la salud y de prevención desempeñen un papel cada vez más
preponderante y emprenderse desde muy temprano en la vida de las personas, con
el objeto, no sólo de promover la salud en el adulto mayor, sino de alcanzar la
meta de mejorar la calidad de vida, lo cual exigirá la elaboración de
propuestas legislativas realistas y adecuadas a la nueva situación social.
•Se considera que aportar asistencia a las
poblaciones que envejecen, es uno de los mayores desafíos de la política
sanitaria es encontrar el equilibrio entre la ayuda para el cuidado de la
propia salud (personas que se cuidan a sí mismas), la ayuda informal
(asistencia de los miembros de la familia y amigos) y la atención formal
(servicios sociales y de salud). La atención formal incluye tanto la asistencia
primaria de salud (prestada básicamente al nivel de la comunidad) como la
asistencia institucional (en hospitales o residencias de ancianos).
•Se cree que las inestabilidades causadas en
las estructuras familiares, serán determinantes del aumento de la problemática
de socialización intergeneracional del síndrome de fragilidad en el siglo XXI.
•La fragilidad debe ser una antelación en el
perfeccionamiento de las políticas de atención sanitaria de los adultos
mayores. Se hacen necesaria la identificación del grupo de mayores frágiles
porque esto permitirá implementar actuaciones preventivas y terapéuticas que
demoren o reduzcan la carga de discapacidad y dependencia.
•Es necesario desarrollar una cultura de
sociedad moderna, no enfocada en paliar las consecuencias del paso de los años,
sino a promover un envejecimiento saludable y la educación integral de todos
sus componentes.
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