http://dx.doi.org/10.35381/r.k.v5i9.555

EDITORIAL

Se inicia una nueva década encaminada a la comunión  del conocimiento como escenario de construcción de una sociedad basada para el aprendizaje a lo largo de la vida, enfoque que promueve la integración de saberes con la finalidad de contribuir en la formación integral de un ciudadano con visión global, enfrentado al reto de complementarse con la tecnología o  ser sustituido por esta.

Incertidumbre  colectiva sobre el cómo transcender a una educación donde el ser humano reflexione sobre el valor de cohabitar con sus semejantes, así como con otros seres vivos del planeta en la conjugación de construir una sociedad realmente sostenible en el tiempo, enmarcado en un clima de respeto intercultural, con necesaria obligación de consolidar la paz como camino a la salvación planetaria.

Es un reto que evidentemente requiere consolidar un cambio de estilo de vida colectiva, obligando a actuar, por tal motivo no solo es necesario proponer nuevos enfoques epistémicos, es la década para poner en práctica nuevos estilos de encuentro para la vida, donde se hace obligatorio erradicar las brechas de la pobreza en todas sus expresiones, especialmente en lo espiritual y cultural, tomando la educación una función central para constituir un nuevo estilo de aprendizaje, alejado de los estatus quo mezquinos que solo terminan por afianzar viejos estilos enquistados en fortalecer el aislamiento del ser y no del trabajo cooperativo hacia el crecer común.

Una oportunidad se abre para trabajar en la consolidación de una nueva era basada en lo espiritual - complejo, como puntos de partidas para la confrontación de los saberes, métodos de investigación, jugando no solo el docente, padres y representantes un rol importante, sino, el propio estudiante, es el tiempo para que cada persona asuma su responsabilidad en la construcción de una sociedad para vivir en concordancia con un mundo más humano, esperemos que en el 2030 se pueda celebrar la consolidación del escenario planteado, lo contrario sería estar frente al abismo de la propia humanidad.

 

Dr. Julio Juvenal Aldana Zavala

 

https://orcid.org/0000-0002-7934-9103