http://dx.doi.org/10.35381/e.k.v5i1.2216
El teatro para un clima de sana convivencia en instituciones educativas
Theater and healthy coexistence in educational institutions
William Ignacio Usta-González
Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología, Panamá, Panamá
Panamá
https://orcid.org/0000-0001-5075-0705
Niní Johanna Vidal
Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología, Panamá, Panamá
Panamá
https://orcid.org/0000-0002-0600-3048
Claudia Patricia Ruiz-Merlano
Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología, Panamá, Panamá
Panamá
https://orcid.org/0000-0003-3970-2600
Yumir Cecilia Gómez-Martínez
yumircgm21@gmail.com
Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología, Panamá, Panamá
Panamá
https://orcid.org/0000-0003-0072-6971
Recibido: 01 de septiembre 2022
Revisado: 25 de septiembre 2022
Aprobado: 21 de noviembre 2022
Publicado: 09 de diciembre 2022
RESUMEN
Hoy más que nunca es necesario la búsqueda de escenarios para una convivencia escolar sana, armónica y sin violencia, pues esta incide en la calidad de vida de todos los que hacen vida en las instituciones educativas. Por consiguiente, el presente artículo está orientado a describir al teatro como herramienta para fomentar un clima de sana convivencia. La metodología fue de tipo documental con diseño bibliográfico, por consiguiente, los documentos previstos se seleccionaron siguiendo los criterios de que fueran producciones académicas-científicas, en formato electrónico y en español. Finalmente, se puede enunciar que la cotidianidad escolar puede caracterizarse por manifestar un clima escolar tóxico o nutritivo, el cual dinamiza, de una u otra manera, las distintas interrelaciones e interacciones que se dan en las instituciones educativas. No obstante, en cualquiera de estos dos escenarios, el teatro se presenta como herramienta clave para superar ambientes tóxicos y generar espacios de convivencia sana.
Descriptores: Clima escolar, ambiente escolar, ambiente educacional, teatro, teatro escolar. (Tesauro UNESCO).
Descriptors: School climate, school environment, educational environment, theater, school theater. (UNESCO Thesaurus).
Hoy más que nunca, las instituciones educativas se legitiman como un gran escenario de formación, tanto de conocimientos como de actitudes, valores, sentimientos y emociones, los cuales son determinantes en los procesos de interrelación y coexistencia humana. Sin embargo, alcanzar este estado ideal es intrincado, pues los conflictos, que no son nada nuevo, siempre han existido y son parte de la cotidianidad de este contexto, se constituyen en uno de los componentes que hace parte y dinamiza el aprendizaje y el desarrollo personal de los estudiantes, demandando la atención necesaria (Díaz y Sime, 2016).
Cabe destacar que el conflicto es un elemento que circunda en el clima escolar propio de las instituciones educativas, pues este viene explícito en las relaciones existentes entre estudiantes y entre estudiantes – docentes que se dan quehacer diario, sin olvidar la importancia que tiene la participación e implicación de los padres y de la propia organización educativa (Gázquez, Pérez y Carrión 2011). Sin embargo, el clima escolar, clima social escolar o clima de aula como también se denomina, no se circunscribe únicamente a esta cualidad, pues es un constructo social multidimensional que implica sentidos y significados compartidos por todos los sujetos en torno a cómo se experimenta la vida en la institución educativa (Pérez y Puentes, 2022).
Ahora bien, como constructo más amplio, entraña las ideas y percepciones en torno a aspectos estructurales, funcionales e interrelaciónales de las instituciones, así como factores de enseñanza – aprendizaje; por tanto, la existencia de ambientes seguros que mejoren la calidad de la relación entre docentes, estudiantes y personal de la institución educativa, la participación significativa de estos, la conexión escolar y el respeto por los compañeros, son dimensiones comunes al clima escolar (Pérez y Puentes, 2021). Siendo así, entonces, el clima escolar es factor que coadyuva al desarrollo y fortalecimiento personal, académico y socio emocional de todos los sujetos que participan de la vida de las instituciones educativas.
Para Milicic y Arón (2000), las situaciones cotidianas de vida escolar pueden llevar al escenario de dos tipos de climas sociales: el toxico y el nutritivo. Las mismas autoras, caracterizan estos tipos de clima de la siguiente manera:
CLIMA ESCOLAR TÓXICO |
CLIMA ESCOLAR NUTRITIVO |
Sentido de injusticia |
Sentido de justicia |
Descalificación y no reconocimiento de logros |
Reconocimiento de logros |
Crítica destructiva, desvalorización e irrespeto |
Valoración positiva, crítica constructiva y respeto |
Sobre focalización de errores |
Tolerancia a los errores |
Sentido de marginación e invisibilidad |
Sentido de pertenencia y de ser alguien valioso |
desconocimiento de normas y transgresión de las mismas |
Conocimiento de normas y consecuencias de su transgresión |
Uso privilegiado y falta de transparencia en la información |
Acceso y disponibilidad de la información |
Interfiere en el crecimiento personal, la creatividad y es desmotivante |
Favorece el crecimiento personal, la motivación y la creatividad |
No enfrenta los conflictos o los enfrenta autoritariamente |
Resolución constructiva de conflictos |
Figura 1. Caracterización de los tipos de clima.
Fuente: Adaptado de Milicic y Arón (2000).
Cabe destacar que, tanto un clima escolar toxico o nutritivo, va a afectar de una u otra forma, las distintas interrelaciones e interacciones que se dan en las instituciones educativas. Es decir, va en detrimento, desde donde convergen comportamientos de violencia, victimización y ansiedad, o confluye positivamente en las relaciones e interacciones, los comportamientos y actuaciones, la motivación, la autoestima de todos quienes participan del proceso educativo.
Estas interrelaciones e interacciones, que se dan entre los diferentes miembros que hacen vida en las instituciones educativas, son la plataforma para la convivencia escolar, entendiéndose esta como la potencialidad que tienen las personas de coestar, coexistir y convivir con los otros, en un marco de solidaridad empática y respeto mutuo. En este tenor, Sandoval (2014), expresa:
Relacionarse con otros en paz es el fundamento de una convivencia social democrática, la cual se constituye en un aprendizaje que debe ser intencionado desde las prácticas pedagógicas, tanto en el aula como fuera de ella, asumiéndola como una tarea educativa/formativa que es de responsabilidad de todos los miembros de la comunidad escolar (p.161).
Por tal razón, se deben considerar estrategias y herramientas concretas como el teatro, pues hoy más que nunca se hace necesario la búsqueda de escenarios para una convivencia escolar sana, armónica y sin violencia. La convivencia escolar incide directamente en los resultados de los aprendizajes, en la gestión escolar y en la propia calidad de vida de todos los que hacen vida en la institución educativa.
Desde estos argumentos expuestos, y a partir de cuestionar ¿Es el teatro una herramienta posible para desarrollar un clima de sana convivencia?, se despliega el presente artículo orientado a describir al teatro como herramienta para fomentar un clima de sana convivencia. Más si se considera que es una estrategia pedagógica, lúdica, motivadora, transversal y multidisciplinar, que cataliza de la trama vida escolar fuera y dentro del aula, pues el teatro es el arte de la palabra, que es base del diálogo y madre de la convivencia (Blanco, 2011).
METODOLOGÍA
La metodología asumida para el desarrollo del articulo enmarcado en describir el teatro como una herramienta posible para desarrollar un clima de sana convivencia, responde a una investigación de tipo documental con diseño bibliográfico. Este tipo de estudios según Alfonzo (1995) citado por Rizo, (2015), responden a un proceso sistemático de búsqueda, recolección, organización, análisis e interpretación de datos e informaciones en torno a un determinado tema, y con su rigurosidad, conduce a la construcción de conocimientos científicos.
Respecto al desarrollo metodológico que guio la investigación documental como actividad de indagación científica en torno al tema que se abordó, este se desplegó siguiendo los procedimientos metodológicos planteados por Cázares et al. (1999), que a continuación de presentan:
· Elección del tema o problema de estudio
· Búsqueda y acopio de información
· Organización previa de la información y delimitación del tema
· Elaboración de esquema de trabajo
· Organización definitiva y análisis de la información
· Redacción del informe de resultados
Para culminar este apartado, los documentos en torno al tema del teatro como espacio para el desarrollo de una sana convivencia, se seleccionaron a razón de que estos fueran producciones académicas-científicas, enmarcadas en artículos de revistas científicas, memorias de congreso, conferencias y publicaciones académicas, presentadas de manera electrónica y en idioma español.
PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS
El Teatro
El hombre desde la antigüedad ha buscado modos de expresar de una u otra forma el sentir en cuanto a temas de distintas índoles, y ha sido el teatro su principal medio para hacerlo, dado que permite conjugar emociones y sentimientos que parten de la individualidad y se proyectan hacia un grupo común de individuos.
Etimológicamente, la palabra teatro deviene del griego «théatron» que significa lugar para ver, y este del sustantivo «thea» que significa visión, contemplación, de tal manera que el termino teatro con su sufijo instrumental «tro», significa medio de contemplación (Diccionario Etimológico dechile.net, s/f). Es así que en Grecia surge como movimiento y se extiende luego al resto del mundo, dando paso a una constante evolución característica del avance propio del hombre y su sentir.
El teatro puede definirse como “una mezcla de recursos lingüísticos espectaculares, o lo que es lo mismo, el texto literario se suma como un elemento más a los elementos escénicos pertinentes para conseguir un espectáculo completo” (Carrillo, s/f; como se citó en Garzón, 2015; p.17). Actualmente, el teatro es un medio de información y expresión que construye y comunica un mensaje al espectador que asiste a una puesta en escena y experimenta un cúmulo de emociones y experiencias características de este género literario. La experiencia de éxtasis y emoción no es solo para quien observa la obra mostrada, sino también para quien la expresa. En este orden de ideas Sastre (1994), citado por Mendoza (2017), expresa:
El arte dramático es el uso de la técnica, la creación de aquello que es relativo al drama, es decir la selección y composición de la estructura que presenta a los hombres en acción, una situación «susceptible de ser representada en un escenario (p.291).
Dado que permite ahondar en una temática, representarla y vivir un sentir que es producto de la puesta en escena. Gené (2010), citado por Mendoza (2017), expresa, “El teatro, como arte, es capaz de crear emociones a partir de artificios” (p.292). Por ende, para el desarrollo de este arte y lograr ese fin común, que es recrear, se amerita el desarrollo de la creatividad, de la interpretación, de memoria, de destrezas expresivas y particulares, todas habilidades indispensables para la comunicación de las personas, y el arte teatral tiene como fin común, comunicar.
Es importante destacar que, siendo una obra de carácter narrativo, cumple con la estructura de la misma: inicio, desarrollo y cierre. De manera contemporánea, en muchos actos dramatúrgicos el final puede quedar inconcluso, lo que se conoce como final abierto, donde es el espectador el que contempla el mejor final. Sin duda alguna, esta secuencia cobra sentido cuando guarda una estructura lógica y coherente. Escribe Claude Lévi-Strauss al respecto:
No es cada objeto lo que es obra de arte, son algunas disposiciones, algunos ordenamientos, algunos acercamientos entre los objetos. Exactamente como las palabras del lenguaje. En sí mismas, tienen un sentido muy desvaído, casi vacío y no cobran verdaderamente sentido más que en un contexto; una palabra como ‘flor’ o como ‘piedra’ designan una infinidad de objetos muy vagos, y la palabra no cobra su sentido pleno más que en el interior de una frase. [...] La función de la obra de arte es la de significar un objeto, la de establecer una relación significativa con un objeto (Lévi-Strauss (s/f) citado por Alonso, 2002; p.6).
Es decir, es la estructura quien da contexto a la intención de la representación, por tanto, sabiendo que es un arte que se representa, se hace necesario nombrar y definir los elementos que le componen para poder ser llevado a escena y alcanzar así su función final, escenificar un tema inherente a la sociedad. Alonso (2002) definen la estructura dramática como:
Modelo organizado de relaciones entre diferentes elementos que nos permiten contar una ficción representada por actores, a fin de que ésta tenga el mayor nivel posible de creatividad y complejidad, y que despierte el interés y la curiosidad del espectador, a partir de una serie de variables aportadas por la tradición y la evolución del arte teatral de todos los tiempos. La estructura teatral no es la mera división de una trama en escenas, cuadros o actos (estructura superficial), sino la relación funcional y causal (estructura profunda) entre las partes que constituyen la obra, en especial entre la trama y los personajes, y sus formas de manifestarse (el lenguaje). (p.6)
Dentro de esta estructura que se enmarca se definen elementos principales en toda obra teatral: la trama, los personajes y el lenguaje. Cada uno de ellos piezas fundamentales para concretar una obra.
Alcances del Teatro en las Instituciones Educativas
Ahora bien, más allá de su función recreativa y comunicativa, en la actualidad el teatro juega un nuevo rol, cobra fuerza a nivel educativo y por ende se emplea para el desarrollo y bienestar de los individuos, debido a que permite el desarrollo de habilidades psico emocionales que suelen ser base de desarrollo integral de niños, jóvenes y adultos.
El teatro, siendo arte, contribuye a que las potencialidades humanas generen una plataforma para el desarrollo de la individualidad y la sociedad de las personas, dándole identidad y una trascendencia a la vida diaria, pues posibilita producir, vivir, imaginar y comunicar. Apoyando estas premisas, Bruer (2000), como se citó en Lima (2020), afirma que:
El aprendizaje de las aptitudes y capacidades trasmitidas culturalmente —lectura, aritmética, ajedrez, música — no se limita a unos periodos críticos y se lleva a cabo mediante los mecanismos de la plasticidad cerebral dependiente de la experiencia, que actúan durante toda la vida” (p. 2).
Igualmente, Ccolque y Chayña (2014), (citando a Pérez Reyes, quien a su vez refiere a Perales (2000) exponen:
El teatro es parte de la literatura y tiene como propósito el desarrollo de la sensibilidad e imaginación del niño; es un género literario que activa la agilidad mental y desarrolla sus instintos creativos; sirve para garantizar el buen desarrollo lingüístico del niño y la evolución de su pensamiento; debe servir para la formación social, ética y estética; aporta en el desarrollo integral del niño. El teatro fomenta el conocimiento de todo un universo estético, al que se unen temas de interés sobre lo desconocido, lo humano o lo didáctico.
Ambas posturas, desarrollan una idea en común, el teatro despliega habilidades integrales en los individuos que le posibilitan un abanico de oportunidades, sobre todo en el área académica y social.
Desde el siglo XX, principalmente en Europa se viene empleando el término de pedagogía teatral, pero es más reciente en Latinoamérica, donde últimamente el auge es más evidente. Al respecto, Martínez afirma:
Cuando el docente recurre al teatro como una herramienta pedagógica, democrática y cooperativa, incentiva la responsabilidad, el respeto, y la tolerancia de sus alumnos y alumnas, por lo que estaría determinando un medio idóneo para fomentar estas actitudes en el grupo (Martínez, 2010, como se citó en Garzón, 2015)
Es decir que los alcances que ofrecen trascienden y mejoran notablemente las actividades en las cuales el estudiante se encuentra activo a nivel integral, como la interacción social y su formación académica y psicológica (emocional). Dado que el individuo a medida que se divierte y asume un juego de roles, del mismo modo debe desarrollar actitudes y capacidades que le serán necesarias para el resto de su vida.
El Teatro como Herramienta para Fomentar Espacios de Sana Convivencia
La utilización del teatro y la expresión dramática indudablemente proyecta la integralidad de niños, jóvenes y adultos, y al poner en contacto a cada uno de ellos con aspectos inherentes a la condición humana y social, se convierte en una herramienta completamente útil para fomentar la identidad personal lo que conlleva al desarrollo de valores que amplían las relaciones interpersonales, promoviendo a su vez la sana convivencia.
Refiriendo a Chalco y Abarca (2021), desde lo inscrito por Motos (2019), se tiene que el teatro como estrategia educativa es un medio a través del cual los niños y adolescentes reafirman su identidad, autoestima, autoconfianza, seguridad, tolerancia, empatía y asertividad. Valores fundamentales para la formación socioemocional de los individuos, sobre todo en las crisis formativas que se afrontan a nivel mundial y que no dan paso a una convivencia sana y provechosa, sino que limitan a cada uno de los integrantes de la sociedad.
Además, el teatro como herramienta formativa promueve también el desarrollo de las inteligencias múltiples, haciendo énfasis primordialmente en la inteligencia emocional. Entendiendo que, la emoción, según García (2003) está caracterizada por un grupo de habilidades adaptativas que permiten el procesamiento efectivo de información emocional y la canalización de estados o experiencias emocionales (p. 145).
Es decir, el teatro favorece el desarrollo de la inteligencia emocional, por ende, abre posibilidades para redimensionar la convivencia escolar, puesto que un individuo con manejo y control de sus emociones, es garante de promover relaciones interpersonales sanas y adecuadas a los espacios donde se desenvuelve. Favoreciendo a su vez el desarrollo de la inteligencia social. Al respecto, Morgado (2007), como se citó en Ramírez et al. (2020), manifiesta que la inteligencia social es la capacidad de un individuo para relacionarse satisfactoriamente con los demás, generando apego, cooperación y evitando conflictos.
Autores como Pantoja y Calero (2018) y Estofanero (2019), referenciados por Chalco y Abarca (2021), expresan que las habilidades sociales y las habilidades intra e inter personales se desarrollan más gracias a la metodología teatral. Por tanto, puede evidenciarse que el teatro es una herramienta de gran impacto para el mejoramiento social de los individuos, lo cual puede traducirse en mejoras en la convivencia, lo cual repercute positivamente en la formación de las personas.
CONCLUSIONES
El clima escolar se asocia con la disposición de un ambiente para desplegar apropiadamente el proceso educativo. Sin embargo, la cotidianidad de la vida escolar puede caracterizarse por manifestar un clima escolar tóxico y/o nutritivo que, de una manera u otra, dinamizan y/o perturban las distintas interrelaciones e interacciones personales que se dan en las instituciones educativas.
En cualquiera de los dos escenarios que se evidencien a nivel de las instituciones educativas, el teatro se presenta como herramienta clave para superar ambientes tóxicos y generar espacios de convivencia sana, caracterizados por la seguridad, la confianza, la participación, las buenas relaciones interpersonales. Pues, el teatro coadyuva a que el desarrollo de las potencialidades psico emocionales y sociales humanas generen una plataforma para el desarrollo de la individualidad y la sociedad de las personas.
FINANCIAMIENTO
No monetario.
AGRADECIMIENTO
A la Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología; por el apoyo en el desarrollo de la investigación.
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